18 años trabajando con marcas referentes, 14 años liderando uno de los hotspots creativos más disruptivos del país. 

Esta es la historia de Gemma Gutiérrez, Managing Director en una agencia de publicidad en Barcelona. 

Con un liderazgo arraigado en personas, dirige a más de 200 empleados, orquestrando cuentas internacionales y nacionales como Nestlé Group, Volkswagen y Audi España. 

Cimas como esta suponen mucho talento y sacrificio a las espaldas. Conoce la visión de esta referente sobre ser líder y mujer en altos puestos de dirección.

Gemma: liderazgo y ganas de hacerlo bien todos los días

Desde 2004 Gemma se ha desarrollado profesionalmente en Ogilvy Barcelona, el lugar que la vio nacer y que ahora lidera.

Gemma Gutiérrez

Este constante proceso de aprendizaje lo resume con esta poderosa frase: “Liderar es servir. Servir en el sentido más literal de la palabra”. 

Tanto dentro como fuera, Gemma practica un estilo de liderazgo de cosecha. Cosecha la dedicación por su equipo y por las marcas. 

Para llegar a ese punto de complicidad con su vocación y su alrededor ha seguido siempre un simple mantra: “tener la voluntad de querer hacerlo bien todos los días, uno tras otro”. 

Asegura que sentirse atraída por talento innato es siempre una de las razones por las que ser líder es mucho más fácil. Como decía David Ogilvy, rodearse de “ladies & gentlemen with brain”. 

Y como cree en el talento y las ganas, también abandera la flexibilidad para todas y cada una de las personas con las que trabaja. 

Deconstruyendo modelos de liderazgo del pasado 

Gemma asegura que en su trayectoria como directora, ha habido muchos obstáculos que ha tenido que saltar. 

Contrariamente a lo que se puede llegar a pensar, sus mayores limitaciones no han venido del exterior, sino como ella confiesa, desde sus propias creencias limitantes. 

Un mundo en el que el modelo de liderazgo masculino continúa imperando, la directora ha vivido todo un proceso de deconstrucción en el que se “ha reexplicado y redefinido a sí misma los estereotipos de liderazgo que tenían formas y conductas muy masculinizadas en su cabeza”

Romper con esas creencias es toda una victoria que Gemma le ha ganado al síndrome del impostor, tan usualmente instaurado en el camino de muchas profesionales.

Empatía, ingenio, pasión y energía: las bases del impacto

Su visión se resume en esta imperante palabra: impacto. 

En boca de Gemma, esta poderosa visión se materializa en ¨empatía, ingenio, tesón, capacidad de superación, pasión y energía¨.

Estos pilares han ido cimentando su práctica a lo largo de los años. Provenientes de momentos de valor compartidos con sus referentes: compañeras, clientas, colaboradoras y alumnas inspiradoras. 

Ingredientes que están incluidos en su receta secreta de impacto positivo. La cual tiene como objetivo trascender de la cuenta de resultados, ir más allá y contribuir al bienestar del planeta. Todo teniendo en cuenta que el rol como agencia es “acelerar, promover y evangelizar ese discurso en cada uno de los proyectos que gestionamos con nuestros clientes, dado que somos activistas hacia dentro y hacia fuera”.

Un orgullo laboral traducido en simbiosis

Tantos años de estelar trayectoria dan para mucho. 

Gemma confiesa que es de lo que más orgullosa se siente de todo este viaje: 

Ir por los pasillos de esas compañías y encontrarme con muchas personas que reconocen nuestra aportación, que nos tienen cariño y que nos llaman cuando tienen retos por resolver, pero también cuando tienen cosas que celebrar.”

Gemma asegura que esta satisfacción siempre es compartida. Reconoce al pensamiento creativo como la verdadera gasolina de este sector, siendo el doble de inflamable si es en equipo: “lo más importante de todo es que lo hago en equipo y que juntos conseguimos que la inteligencia colectiva se convierta en nuestro mayor intangible.” 

Mensaje final a todas las inconformistas 

Llegar a la cima es difícil, pero no imposible. 

Gemma anima a todas esas inconformistas allá fuera a ser ambiciosas, pensar en grande y no dejarse limitar por nada ni nadie. 

El límite lo marcas tú. 

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