Su cara igual te suena. Sus vídeos, año tras año, se vuelven virales entre todas las agencias de publicidad de España. De hacer todo lo posible para ganar días extras de vacaciones, a ir al despacho del jefe y pedir ser Directora Creativa. Cristina Guezuraga no se lo piensa dos veces. Mujer atrevida, rompedora de clichés y muy inspiradora, esta creativa imparable logró un puesto en dirección y hasta ha creado una Aceleradora de Creativas para ayudar a que las publicitarias crean en sí mismas. Polifacética y entregada, Cristina lo tiene todo para ser una mujer referente en el mundo de la Publicidad y fuera de él.
De “mesa-esquinera” a directora creativa
En ocasiones las oportunidades llegan por sí mismas y en otras, hay que ir a buscarlas. Fue el caso de Cristina Guezuraga, que un día entró en el despacho de su jefe y le dijo: “Quiero ser Directora Creativa”.
“Me costó pedir el puesto de directora, en general a las mujeres profesionales nos cuesta atrevernos. Los hombres nos llevan años de ventaja en ese sentido” – comenta Cristina, que reconoce que durante muchos años fue muy “segundo-planista, muy mesa-esquinera y muy sonriente”.
“Tardé años en hacerme visible, en darme un lugar y en presentar mis propios trabajos, y creo que tiene mucho que ver con ser mujer” – confiesa Cristina, quien explica que a las mujeres les han enseñado a ser más humildes y menos ambiciosas, lo cual no beneficia nada a la hora de alcanzar ciertos puestos.
Además, la directora añade que las estructuras estereotipadas de algunas agencias tampoco favorecen a las mujeres creativas, con su departamento de cuentas mayoritariamente femenino y su departamento creativo mayoritariamente masculino. “En 20 años, fui la única mujer del departamento creativo” – expresa. Respecto a los puestos de dirección creativa, Cristina apunta que cerca del 80% son hombres, cuando la mayoría de estudiantes de publicidad son mujeres. “Algo no cuadra”.
“¿Soy buena creativa?”, el síndrome de la impostora
¿Hay que tener claro querer estudiar publicidad para triunfar en la profesión? Parece que no. Y Cristina es el ejemplo. Ella nunca había querido dedicarse a la publicidad especialmente. Lo que le gustaba era “escribir, crear y vacilar”, y pensó que estudiar publicidad podría permitírselo. Y asegura que, en cierto modo, así ha sido.
Poco después de terminar la carrera, una agencia “de las gordas” de Bilbao publicó un anuncio en el periódico: “se busca creativo”. Cristina se presentó al proceso de selección, y tras un par de pruebas y un par de entrevistas, fue elegida.
Cristina define esta primera etapa de su trayectoria profesional como “la etapa de las dudas”. Dudaba de si era buena creativa, de si las campañas que hacía tenían calidad y de su criterio.
“Fueron años de inseguridades y de miedos” – expresa Cristina quien añade que el tiempo y el hecho de ver que sus campañas “se vendían”, e incluso el hecho de ganar algunos premios, le ayudó a entrar en la etapa de “bueno, tan mal no lo haré”.
Etapa de madurez… y de teletrabajo
Desde hace ya varios años, Cristina siente que se encuentra en la “etapa de madurez”, una etapa en la que tiene más claro que nunca qué quiere hacer, qué se le da bien y lo que es importante para ella. “E intento ir hacia ello”, afirma.
Y 2021 ha sido para ella, además, la etapa del teletrabajo. Es lo que ha traído un año de pandemia, en el que el escritorio de casa se transforma en la mesa de oficina. La Covid ha cambiado procesos de las empresas y, por supuesto, ha afectado a las agencias de publicidad. Campañas desde casa, reuniones online y formas de trabajar diferentes.
Muchos días Cristina teletrabaja en Sirope, su nueva agencia desde abril de este año, hasta las 4 de la tarde, aunque cuenta que si está con una campaña grande y va a dar un paseo, la campaña va con ella. “Es lo bueno y malo de esta profesión: el despacho lo tienes en la cabeza” – apunta.
La Aceleradora de Creativas: el anticurso para dejar de dudar y empezar a creer
Cristina cuenta que un día, en sus primeros años como profesional publicitaria, entró en el despacho de su jefe y le hizo una rara petición: que la sacara del departamento creativo y que la pusiera de secretaria. El famoso síndrome del impostor: Cristina creía que no era creativa. Esta situación le llevó a crear la Aceleradora de Creativas, el “anticurso” con el que enseña a las publicitarias a desaprender a dudar y ser tan exigentes y a aprender a creérselo, tener seguridad y visibilidad.
Efectivmenta, en muchas ocasiones las grandes creativas dudan de ellas mismas, de su talento, de su valía. Este hecho puede limitar futuros proyectos y hacer que no den todo de sí mismas por miedo. También pone impedimentos a la creatividad, que es una actividad para atreverse y arriesgarse. Para intentar acabar con esta realidad, Cristina Guezuraga creó este proyecto.
Su propósito es acompañar a otras creativas para que crean en ellas. Es solo para mujeres porque Cristina cree que tienen desventaja, porque necesitan creérselo y porque a ella hace años le habría encantado contar con una creativa que le hubiera ayudado a disfrutar más de su talento y trabajo.
Y de creativas referentes e inspiradoras, Cristina señala a Ena Cardenal, “una directora de arte con muchos premios y pocos filtros” y una mujer que es auténtica, valiente y tronchante.
Atreverse y CREER: la receta de Cristina
Es increíble ver como mujeres como Cristina han logrado todo gracias a creer en ellas mismas y a su capacidad de esfuerzo y superación.
Para todas aquellas publicitarias que vienen, Cristina manda un claro mensaje: “no dudéis tanto de vosotras mismas, vuestro trabajo es bonito y si lo enfocas bien, hasta divertido”. La publicitaria anima a “hacer sin pensar tanto” y a defender las ideas. Y también apunta esto: “entrad en el despacho de la jefa o jefe a pedir el sitio que os corresponde”.