La marca de snacks canceló su colaboración con la influencer tras tan solo 48h después de anunciar su contratación como embajadora. Además Doritos, se vio obligado a retirar la campaña Crunch Talks, un spot de 50 segundos en formato vídeo que se había publicado en las redes sociales.

El motivo fue la aparición de unos polémicos tweets de Samantha del año 2015 con contenido ofensivo. Las provocadoras publicaciones hacían uso de un macabro “humor negro”, junto con apología de la pederastia y de la violencia.

Samantha Hudson

La frontera de lo aceptable

La huella digital de Samantha no tiene desperdicio. Pese a que estamos acostumbrados a su habitual tono irónico y provocador, en esta ocasión parece que ha excedido los límites. Su perfil está lleno de publicaciones donde los comentarios son del tipo: “Lloro de risa con vídeos de acoso escolar que acaban en suicidio” o “¡Feliz año a todos los pederastas!

Uno de los polémicos tweets de la influencer


Pese a que estos tweets son de hace casi 10 años, se hicieron virales en cuanto se anunció el contrato. Los usuarios no tardaron en denunciar la situación y amenazar a la marca con un boicot en las redes sociales.

La compañía no tardó en actuar: despidió a la influencer y eliminó todo rastro de la campaña de colaboración, como el spot protagonizado por ella. Además, declaró que no tiene pensado entablar ningún tipo de relación con la influencer nunca más.

La cultura de la cancelación no perdona a nadie

Pese a que la inmensa mayoría se posicionaron en contra de la situación, en redes sociales siempre tenemos ambos lados. La marca recibió muchas críticas tras la rescisión del contrato por parte de usuarios que defendían que estas publicaciones no definen a la influencer y a su enorme trayectoria como activista. Así también, denunciaban que este tipo de denuncias adquiere una mayor dimensión en personas LGTBI donde se les juzga más duramente que a otras personas, como puede ser el caso de AuronPlay, quien realizó comentarios antisemitas y racistas, o Omar Montes, de quien salió a la luz un vídeo en una pelea agresiva. Estos son ejemplos de personas que, tras destaparse polémicas suyas no han tenido inconvenientes para seguir colaborando con marcas. Hay que recordar que vivimos en una era donde cada usuario en sí mismo puede ser un “juez” y toda opinión o personaje público es susceptible de ser “cancelado”.

Samantha Hudson rompe el silencio

La activista transgénero, tras unos días de silencio, pidió perdón publicamente por los tweets y defiende que uno de ellos, por el que más críticas ha recibido, es falso. Admite que son comentarios desafortunados y fuera de lugar, aunque sostiene que no se la debería juzgar por tweets que hizo hace ya 10 años y era todavía menor.

“Ya salieron a la luz hace unos años y ya pedí perdón y manifesté mi opinión al respecto. Me reitero pues, a pesar de haberlos escrito cuando era menor, en un contexto donde la tónica general de las redes sociales era hacer el humor negro más bruto y desorbitado que pudieras, y con la pretensión de llamar la atención usando temas muy desafortunados».

Samantha Hudson
Tweet desmentido por Samantha

Esto es solo un ejemplo de la importancia de hacer una minuciosa selección e investigación a la hora de contratar a un influencer como embajador de marca. No solo es que los influencers no siempre son garantía de éxito, sino que pueden suponer una fuerte crisis de imagen de marca. En este caso, Doritos sufrió una caída de sus acciones que osciló entre el 2 y el 4 por ciento.

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