El éxito del Juego del Calamar se ha convertido en un auténtico huracán, el fenómeno viral que está en boca de todo el mundo. La producción surcoreana se presentó en sociedad el pasado 17 de septiembre en la plataforma Netflix.
La trama se centra en el archiconocido concepto del juego a vida o muerte, esta vez encarnado en unos personajes ahogados por las deudas, dentro de una sociedad surcoreana indudablemente capitalista. Es reminiscente a otras obras popularmente conocidas como Los juegos del hambre, debido a ese híbrido entre tintes distópicos y juego mortal.
La mezcla de adrenalina, suspense y tensión pueden ser algunos de los ingredientes que han hecho de éste el plato principal de Netflix, amasando 111 millones de visualizaciones en menos de un mes. Le ha quitado el podium a la invicta Bridgerton, cuyo récord fue de 82 millones en su primer mes de emisión.
Y como no, este éxito ha traspasado la industria cinematográfica y ya ha dejado ver pinceladas en el mercado.
La narrativa y el mensaje son la espina dorsal de este coloso, pero la dirección de arte es el colofón que lo hace algo colectivamente irresistible.
Chae Kyung-sun, directora de arte y creadora de la anatomía del Juego del Calamar
La estética, y su simbolismo bajo las mangas, podrían ser el factor que haya hecho tan única a esta pieza. La directora artística Chae Kyung-sun ha sido la responsable de dotar de color y simbología a este atroz universo. Con un recorrido de más de 10 años en la industria, podría haber creado su obra magna.
Quizá lo más llamativo del escenario en el que los juegos toman lugar es su carácter infantil. Estas pruebas, en concreto 6, se basan en juegos tradicionales de la Corea del Sur de la década de los 70.
La fuerte dicotomía visual entre “esto es para niños” y la real posibilidad de morir hace que el nivel de angustia se dispare incontrolablemente en los viewers.
Los cuadrados, círculos y triángulos son elementos repetitivos durante toda la serie. Estas formas geométricas esconden un mensaje jerárquico referido a la sociedad: el círculo representa a la clase trabajadora, el triángulo a los soldados y el cuadrado a aquellos que monitorean y dirigen el juego.
Los colores empleados por la directora tampoco son mera casualidad. El color rosa propio del traje de los ayudantes, en boca de Kyung-sun, pretende ser ameno y poco agresivo, representando metafóricamente el trabajo sistemático de las hormigas. Respecto a sus máscaras, están inspiradas en el esgrima, con la intención de desdibujar cualquier trazo personal.
El color verde agua de los atuendos de los participantes pretende borrar de toda personalidad a los individuos, evocando a la clase obrera como el concepto de masa.
Este concepto se reafirma con la disposición y forma de las literas, según la directora, organizadas de forma jerárquica y en posición de coliseo de batalla.
Por último, un elemento de digna mención es el pasillo en forma de laberinto que los participantes han de cruzar en dirección al campo de juego, simbolizando el automatismo y el valor omnipotente del dinero, temas propios del capitalismo.
Sin duda alguna, Chae Kyung-sun ha sido una de las culpables del grandioso éxito cosechado.
El product placement, un fenómeno en el mercado
Un gran éxito como este supone el detonante de una cadena que va mucho más allá del boca a boca. Las ventas de las zapatillas slip-on blancas de Vans, modelo calzado por los participantes en la serie, se han disparado un 7.800% en cuestión de un mes.
Este caso es un ejemplo perfecto de product placement, en el que una marca se cuela en la narrativa de una obra audiovisual. Sin embargo, la sutileza en pantalla de estas zapatillas hace pensar que, en efecto, la histeria colectiva ha llegado hasta el más mínimo detalle.
Además, de acuerdo a Lyst, las búsquedas en la red de este calzado se ha disparado un 97% respecto al periodo anterior al estreno surcoreano.
Sin embargo, las zapatillas no son la única prenda que se ha popularizado en el mercado. Amazon acaba de colgar réplicas de los trajes de los protagonistas en su propia web a un precio oscilante entre los 13 y 18 euros. Podrás encontrar los números 001, 067, 101, 212, 218, 240 y 456, coincidiendo con los números asignados a los protagonistas de la serie. También es posible adquirir en la web el outfit completo de los ayudantes y el de la muñeca robot.
Esta cadena también ha llevado a marcas, a priori ajenas a la trama, a colaborar con estrellas de la serie a modo de nuevos embajadores. Es el caso de la protagonista Jung Ho yeon, en la piel de la ficticia Sae-byeok, cuyo boom ha sido mayúsculo en las redes sociales.
La actriz-modelo cuenta en Instagram @hoooooyeony con 20 millones de seguidores y ya ha sido el blanco de Louis Vuitton como su embajadora global de marca.
Marketing viral por parte de Heineken y Toy Story
Muchísimas otras marcas se han puesto manos a la obra con sus acciones de marketing “calamarianas”, entre las que destacan Heineken y Toy Story.
Heineken se decanta por su estrella tan característica en su logo para postularse como una de las opciones en la famosa prueba de las piezas de azúcar. Toy Story en cambio, cae, literalmente, en la prueba más imitada, cuya muñeca ya es todo un icono, incluso un filtro de Instagram.
De aquí a no mucho será posible ver más efectos colaterales de esta masiva tendencia.
Productos locales que desafían a Hollywood
El éxito de la serie ha sido una sorpresa para la propia plataforma de streaming. En un principio sólo fue promocionada en Corea del Sur, país donde se auguraba una gran acogida.
Sin embargo, sin comerlo ni beberlo, la magia del algoritmo hizo de las suyas. Se detectó su éxito en el país asiático y rápidamente fue potenciado en otros países escalando posiciones a pasos agigantados.
No es la primera vez que este fenómeno regional-global desafía a las superproducciones norteamericanas. Ya ocurrió con Élite, La Casa de Papel o Dark, planeadas para cosechar un éxito más controlado pero finalmente desatadas a nivel internacional.
Un storytelling, una dirección de arte fascinante pueden ser la clave del éxito del marketing
El fenómeno storytelling es un recurso global que, bien ejecutado, augura éxitos insospechados. El caso del Juego del Calamar y su posterior repercusión sacan a la luz los verdaderos intereses de cada espectador.
Un storytelling unificado e irrepetible atrapa la atención de un público cada vez más exigente e inconformista. Si el sector del marketing pretende conseguir esta mirada cautiva del individuo, ya puede ser buena la historia que cuentas.