Dove es la marca por excelencia que lleva más de 60 años defendiendo la belleza real y la inclusión. Pensar en Dove es pensar en Belleza auténtica. Sin filtros. Debido a la fuerte presión por alcanzar estándares de belleza poco realistas que suponen las redes sociales y los filtros, Dove ha querido ir más allá. Ha lanzado la campaña de concienciación «Selfie Talk» sobre los filtros en redes sociales y la distorsión irreal de la belleza que lleva a minar el autoestima de millones de jóvenes.

La campaña de DOVE por un mundo #SinDistorsiónDigital 

Una campaña dedicada al daño que hacen los filtros en las redes sociales y la necesidad que crea en los más jóvenes por no verse nunca lo suficientemente bien por las comparaciones, o simplemente por la necesidad de mostrar una belleza irreal disfrazada por los filtros. 

Aceptarse y terminar con los estereotipos es la intención de Dove. Seguir apoyando la belleza real, porque esa es la auténtica belleza. Por esto, 15 años después del lanzamiento de la campaña ‘Evolution’ ha adquirido el compromiso global de no distorsionar la imagen digital en sus publicaciones bajo dos conceptos: #SinDistorsiónDigital y #TransformemosLaBelleza.  Se trata de un movimiento histórico en el que se pretende ayudar a los jóvenes a mejorar su seguridad y a mantener una imagen corporal positiva en redes sociales.

Todo esto lo ha recogido en una pieza audiovisual a la que ha llamado “Qué hay detrás de un selfie”. 

Selfies, redes sociales y autoestima 

Dove ha realizado un estudio, en el que ha sacado una conclusión muy clara: uno de cada cuatro jóvenes no se ve lo suficientemente bien si no edita sus fotografías, y además el 20% reconoce sentirse decepcionado por no tener ese aspecto en la vida real. Por este motivo, Dove lanzó su Proyecto de Autoestima Dove. 

Son datos reales muestran que el 69% de jóvenes mujeres aseguran intentar ocultar o cambiar al menos una parte de su cuerpo cuando se hacen una foto en las redes sociales. Además, en España el 72% de niñas de 13 años son consumidoras ya de un filtro o una aplicación para retocar la fotografía. 

Resulta muy dañina esta imagen que distorsiona la realidad ya desde una edad tan temprana, y es justo esto con lo que Dove quiere terminar, por un futuro mejor.

Distorsión digital vs. realidad

Según recientes investigaciones de DOVE, las niñas se toman hasta 14 selfies en promedio para tratar de tener el «aspecto» ideal antes de elegir la ideal para una publicación.

Este mismo estudio asegura que cuatro de cada cinco niñas aseguran que comparan su apariencia con la de otras personas en las redes sociales, lo que hace que publicar la «selfie perfecta» se convierta en una obligación más que en algo divertido.  

Filtros como creatividad, no como estándar de belleza

«Hay filtros que se usan de forma creativa, pero cuando el uso es para distorsionar la realidad y ajustarse a estrictos estándares de belleza, puede llegar a ser perjudicial para la autoestima de los jóvenes. Muchas chicas, cada vez más jóvenes, sienten presión por editar sus fotos y crear algo ‘perfecto’, pero irreal», – asegura Sandra Andrés Bach, Marketing Manager de Skin Category en Unilever.

Lizzo y Dove contra los filtros de las redes sociales   

La cantante Lizzo se une a La campaña ‘Selfie Talk’ impulsada por el Proyecto Dove Self-Esteem para fomentar la conversación con las mujeres más jóvenes sobre los estándares de belleza poco realistas, para que nos amemos más.   

Para ello, Lizzo ha publicado una foto en su instagram sin editar:

Sin filtros, sin editar, imperfecta

Durante mucho tiempo la publicidad ha sido criticada por mantener estándares de belleza peligrosamente irreales, usando modelos  maquilladas, arregladas, retocadas y editadas digitalmente.

En la actualidad, con las redes sociales los estándares imposibles se establecen mucho más cerca de casa, no por celebridades y modelos, sino por compañeros de clase y amigos. Compartimos momentos de nuestras vidas a través de internet constantemente a cambio de un “me gusta” o “un follow”; Publicamos solo los mejores y más envidiables momentos,  imágenes inspiradoras con filtros que muestran a personas atractivas y felices, mientras se ocultan los esfuerzos, las imperfecciones y la realidad.

La presión de verse perfecto valorando lo virtual sobre lo real, repercute de forma negativa y genera un sentimiento de rechazo sobre uno mismo, un sentimiento de  inferioridad  y complejos por “no tener la vida perfecta”.

En la sociedad actual, donde la tecnología tiene gran presencia y el mundo virtual forma parte de nuestras vidas, debemos crear entre todos una definición de belleza más inclusiva y menos idealista para que las niñas y jóvenes en general crezcan en un ambiente digital sano.

Seamos imperfectos. Seamos realistas. 

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