Es imposible ignorar la tendencia de los influencers virtuales en los últimos años y por una buena razón, mientras que los influencers de carne y hueso hacen mucho ruido en las redes sociales, sus «colegas» ficticios se hacen cada vez más populares y ganan más terreno en el mundo del marketing y las grandes marcas.
Los influencers Virtuales o personajes generados por ordenador (CGI), cuentan ya con tantos seguidores que incluso superan ya a muchas cuentas de influencers reales y cierran colaboraciones con marcas mundialmente reconocidas como Dior o Balenciaga, estas son solo algunos ejemplos entre muchas marcas que ya se han asociado con las próximas estrellas virtuales.
Desde artículos en Forbes y Adweek hasta reportajes en The New York Times, los influencers virtuales han causado sensación en el marketing de influencers y medios digitales. A pesar de su apariencia digitalizada, estos perfiles se han convertido en modelos, embajadores de marca y creadores de tendencias en las redes sociales. Cuentas como Lil Miquela, Bermuda y KFC están generando miles de interacciones con contenido aumentado digitalmente.
Lil Miquela la primera virtual influencer que revolucionó el mundo del marketing de los influencers
Este fenómeno comenzó en 2016, cuando Lil Miquela, una influencer estadounidense de 19 años, «apareció» en todas las pantallas y explotó los contadores de Instagram. Con 2,7 millones de seguidores tiene casi los seguidores que tiene Dulceida o mejor tiene unos cuantos más que Alexandra Pereira.
Miquela siempre va vestida por las grandes marcas y está implicada en muchas causas sociales como aconsejar a sus suscriptores que voten, en Black Live matter, etc. Esta influencer no duda ni un segundo en aparecer junto a verdaderas estrellas, entre ellas Bela Hadid.
Detrás de esta influencer perfectamente confeccionada para las redes sociales se encuentra, en realidad, la startup Brud ubicada en Los Ángeles.
LA POLÉMICA CAMPAÑA #MYCALVINS DE CALVIN KLEIN DEL BESO ENTRE BELLA HADID Y LIL MIQUELA
Marcas como Samsung o Calvin Klein han introducido en varias campañas influencers virtuales.
Algunas veces tienen éxito y otras no, como es el caso de la campaña de Calvin Klein con el famoso beso de Bella Hadid y Miquela que ha sido duramente criticado por “queerbating”, es decir, la técnica que utilizan guionistas y directores para acercarse a la audiencia LGTBIQ+ creando una historia de amor ficticia entre personajes del mismo sexo solo con fines comerciales. En este caso, de una modelo heterosexual y una influencer virtual que no es real.
La polémica del colectivo se basa en el que en este tipo de campañas deberían haber sido protagonizadas por modelos que pertenecen al colectivo LGTBIQ+, por esa razón la marca ha sido acusada de utilizar personas heterosexuales para defender el movimiento, además de utilizar la homosexualidad para vender su ropa. Calvin Klein como respuesta a las críticas hizo un comunicado en sus redes diciendo que:
“El concepto de la campaña es promover la libertad de expresión para una amplia gama de identidades, incluido todo el espectro de géneros e identidades sexuales”
Calvin Klein
Las influencers virtuales se han multiplicado a la velocidad del rayo
Desde la llegada de Lil Miquela a Instagram, la tendencia de los influencers virtuales ha seguido creciendo a marchas aceleradas. Las influencers virtuales se han multiplicado en todo el mundo, a la velocidad del rayo.
Además nos cuentan sus vidas y su día a día en las redes sociales: puedes verlos soplando velas de cumpleaños, yendo de compras o charlando con sus amigos. Estos personajes de ficción consiguen reunir un gran número de suscriptores y «venderles un sueño».
Miquela, quien es conocida por sus opiniones liberales, tuvo su cuenta «pirateada» por otra influencer virtual: una rubia que en su momento fue pro-Trump llamada Bermuda, quien también es conocida por tener una relación y romperla públicamente con un tercer influencer virtual, que se hace llamar Blawko22 . Estas son excelentes oportunidades para contar historias, que también ayudan a los personajes a captar la atención de los medios.
La marca millonaria que se dejó llevar por el aspecto realista de Shudu
Un ejemplo de otra influencer virtual que se ha “colado” en algunas marcas millonarias es Shudu con 207 mil seguidores en Instagram.
Shudu es una modelo de Instagram con piel oscura impecable. Su belleza es tan sorprendente y perfecta que casi no quieres creer que es real. La cosa es que no lo es, es 100% CGI.
Es por esto que a pesar de que la marca Fenty Beauty de Rihanna no sabía si Shudu era una persona real o no, la compañía compartió su contenido en sus propias plataformas para anunciar su nuevo pintalabios en el tono Saw-C y la expuso a más de 10,2 millones de seguidores.
Las marcas cada vez quieren colaborar más con influencers virtuales.
Obviamente, con tal cobertura mediática de estos personajes virtuales, las marcas de todo el mundo se han interesado por la tendencia.
Algunos de los influencers virtuales más populares ya han superado el hito del millón de seguidores, ya que la gente de todo el mundo sigue encaprichada con sus “vidas”. Así que, al igual que los ‘influencers humanos’, las marcas que eligen colaborar con estos rostros virtuales y se abren a un gran público y a una amplia gama de beneficios.
La flexibilidad para las marcas es otro atractivo digno de mención. Los Influencers virtuales dan a las marcas más control sobre sus colaboraciones. Por ejemplo, si un influencer de la vida real comete un error, puede ser difícil resolverlo y, a menudo, tener que volver a filmar y, como resultado, el lanzamiento de la campaña puede retrasarse. Cuando se trata de influencers virtuales, el error se puede borrar y simplemente corregir en cuestión de minutos o segundos.
Como la mayoría de las cosas en la vida, se necesita que alguien pruebe el agua antes de que otros se lancen y lo mismo ha sucedido con la tendencia del influencer virtual.
Algunas marcas han comenzado a sumergirse en esta forma futurista de marketing. La marca automotriz global Renault ha creado su propia embajadora virtual, Liv, que nos fue presentada en el anuncio del año pasado que se emitió en televisión, un movimiento pionero que muchos seguramente replicarán pronto.
El declive de los influencers humanos y el futuro de la inteligencia artificial
Detrás de cada uno de los influencers virtuales hay creadores inteligentes, marcas e individuos con un buen ojo para la tecnología, que permanecen sin rostro. Ellos son los responsables de hacer crecer sus plataformas de Instagram y moldear estas figuras virtuales y hacerles influencers reconocidos internacionalmente.
Los influencers virtuales están programados, permitiendo a la empresa propietaria un control total sobre sus acciones, que hace que los seguidores no se empaticen con tanta facilidad con ese tipo de influencer.
Los creadores eligen la forma en que se ven, visten y actúan. También deciden con quién se juntan, salen, se pelean y colaboran en Instagram. Lo mejor de todo es que pueden quedarse con el dinero que estos influencers ganan con sus colaboraciones con marcas.
Ante este aumento de la competencia, los «influencers reales» no tienen más remedio que ofrecer contenido de mejor calidad y fidelizar a sus seguidores.
Afortunadamente para ellos, donde las grandes empresas y otras marcas conocidas están siendo constantemente deslumbradas por influencers virtuales, muchas empresas todavía confían 100% en influencers de carne y hueso.
Si bien los influencers virtuales están comenzando a ganar un lugar en la mente de las personas, su papel en las campañas de influencer marketing aún no se ha establecido. La cuestión de la confianza también es una consideración clave. ¿Podemos realmente confiar en un influencer con el que nunca podremos conocer o hablar?
Los influencers virtuales son influencers, y eso no cabe duda pero con algunas diferencias básicas entre los influencers humanos. Si bien la autenticidad y la transparencia ya son importantes con sus contrapartes humanas, los influencers virtuales lo tienen más difícil para demostrar su autenticidad debido a todas las complicadas partes que constituyen su perfil y su persona. Incluso si las empresas detrás de los influencers virtuales se abren sobre sus métodos y estilos, sus influencers siguen siendo una versión digitalizada de algo que podría haber sido real.
Los peligros de los influencers humanos
La forma en que las marcas y los anunciantes nos comunican sus mensajes está cambiando. Si bien los influencers reales son auténticos y transparentes en sus mensajes, su marca personal puede deshacerse con sus acciones en la vida real, creando una contradicción entre el mensaje de la marca y las acciones de los influencers.
Un gran ejemplo es el del Mirko Antonucci y el club de futbol portugués Vitória de Setúbal. Mirko fue despedido después de que la cúpula del club mostrara descontento con su comportamiento fuera del campo y en concreto en las RRSS mostrando su vida con su actual pareja e influencer Ginevra Lambruschi.
Con los influencers virtuales, sus riesgos se ven limitados por su programación. Vox Media publicó un artículo en el que comentaba sobre los influencers virtuales y cómo su previsibilidad puede usarse como estrategia de marketing. En este artículo, Andrew Dunst, vicepresidente del conglomerado de marketing y software Sage Group, dijo:
“Elimina algunos de los riesgos de RRPP de los influencers humanos que pueden hacer, algo que podría afectar [su] base de clientes. Todo lo que hace este influencer virtual es en un entorno controlado por las personas que administran esa cuenta».
¿Qué pasará con los verdaderos influencers? Esta es la pregunta principal que se cuece en el mundillo de la publicidad digital.
Con la tecnología desarrollándose a un ritmo tan rápido, el aumento virtual no solo es posible, sino que prevalece en los medios digitales. Cuentas como Deep Fake de YouTube muestran exactamente lo fácil que es manipular formatos digitales, cambiando efectivamente nuestra visión de la realidad.
Si los consumidores no confían en un influencer, la marca o el anunciante no logra sus objetivos de marketing.
Con los influencers virtuales, los consumidores deben decidir cómo ven a estas personas y si creen que sus acciones o declaraciones son reflejos de la realidad o simplemente contenido generado digitalmente.
A pesar de la apariencia y la estrategia inusuales de los influencers virtuales, el marketing en redes sociales continúa adoptando tendencias como estas y utiliza sus fortalezas para adaptarse mejor a sus audiencias.
En el futuro, las marcas y los anunciantes deben adaptarse al cambio en la mentalidad de los influencers o arriesgarse a quedarse atrás, tanto en los mercados de consumo como en los avances tecnológicos.
Si las personas influencers de carne y hueso pueden presentar riesgos potenciales de relaciones públicas, las marcas y los anunciantes deben encontrar formas de garantizar que su mensaje se transmita de una manera limpia y coherente. Si esto incluye o no influencers virtuales, depende de la marca o el anunciante y su estrategia de contenido.
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